La pérdida del deseo sexual, conocida en términos médicos como “trastorno del deseo sexual hipoactivo (HSDD)”, es la forma más común de disfunción sexual en mujeres de todas las edades. Casi un tercio de las mujeres de entre 18 a 59 años sufren de pérdida de interés en el sexo, la cual causada por una combinación de factores tanto mentales como físicos, que probablemente no se curan simplemente tomando un medicamento.
Durante los últimos años se han desarrollado tratamientos contra la disfunción eréctil, el trastorno más frecuente en los hombres, lo cual ha estimulado más investigaciones sobre las causas de la disfunción sexual en mujeres.
¿Qué es el deseo sexual bajo?
Contrariamente a la creencia popular, la frecuencia de las relaciones sexuales no tiene nada que ver con el deseo o la satisfacción sexual. Si una pareja mantiene una vida sexual plena y satisfactoria, sea cual sea la frecuencia de las relaciones sexuales, esto se considera normal. Sin embargo, cuando una mujer experimenta una disminución significativa en el interés en el sexo que tiene un efecto en su vida y comienza a causarle angustia, entonces ahi sí se considera un problema de bajo deseo sexual o HSDD
Deseo sexual femenino disminuido: una realidad
¿Cómo es tu vida sexual? Esta es una pregunta que generalmente no te hace tu medico o ginecólogo durante los controles de rutina, lo cual ha contribuido a que muchos de los especialistas no tengan una clara conciencia de la frecuencia de este problema.
Y si los médicos no lo tienen dentro del espectro de patologías que una mujer puede presentar, probablemente las pacientes tampoco lo van a considerar como algo directamente relacionado con la salud. Además, las mujeres más tímidas suelen creer que su doctor se avergonzará por la pregunta o puede juzgarlas.
Todas las mujeres que se encuentren angustiadas por el presentar un deseo sexual disminuido deben ser alentadas a enfrentar el tema junto con su médico especialista.
Es importante tomar en cuenta que muchos anticonceptivos orales modernos tienen como reacción adversa la disminución de la libido, por lo tanto es algo importante a evaluar cuando decidas esta forma de anticonceptivo con tu ginecólogo.
Trastorno del Deseo Sexual Hipoactivo
El trastorno del deseo sexual hipoactivo o HSDD es una definición recientemente actualizada, sin embargo el acrónimo todavía es ampliamente utilizado en la literatura médica sobre este tema. Se caracteriza por una reducción o ausencia del deseo sexual femenino que conlleva un gran malestar psicológico para la mujer afectada.
En otras palabras, si una mujer no tiene deseo sexual pero esto no le preocupa, entonces no tiene HSDD.
Tanto problemas físicos, como emocionales puede contribuir al desarrollo de una vida sexual insatisfactoria.
Anafrodisia o “anorexia sexual”
Desde el punto de vista psicológico, la anafrodisia o llamada popularmente “anorexia sexual”, es un trastorno que sufren todas aquellas personas que rechazan de forma sistemática las experiencias sexuales y cualquier tipo de contacto.
En las pacientes en que el bajo deseo sexual se relaciona más con algo psicologico, o bien psicopatológico, existe en gran medida miedo: miedo a la intimidad, miedo a la intensidad de los sentimientos, a sentirse vulnerable, a sentirse incluso atraído por alguien. Otros síntomas asociados son la dismorfia corporal (percepción alterada del propio cuerpo),
sentimiento de inferioridad, vergüenza hacia todo lo que tiene que ver con el sexo, incomodidad frente a la sexualidad ajena, preocupación excesiva frente a las enfermedades de transmisión sexual.
Muchas mujeres pueden llegar a este punto por distintas y complejas causas, por ejemplo conflictos de pareja prolongados en el tiempo, sexualidad basada exclusivamente en los genitales, problemas en el trabajo, falta de educación sexual, abusos sexuales o agresiones en la infancia.
Es importante destacar que la anafrodisia es diferente de la asexualidad. Las personas asexuales se caracterizan por no sentir atracción sexual hacia otras personas, lo que no sucede precisamente con la anafrodisia. En estos pacientes lo que se produce es una situación de ansiedad al momento de plantear la propia atracción sexual entre dos personas.
En estos casos el manejo debe ser dirigido por un especialista en salud mental. Este profesional debe conseguir en primer lugar que el paciente deje de rechazarse a sí mismo, acepte su cuerpo y, posteriormente, integre su vida sexual como algo rutinario en su vida. La mujer debe tomar conciencia del trastorno que está sufriendo y eliminar la idea de que el sexo o la ausencia del mismo son algo que constituya una obsesión diaria. Principalmente se emplean técnicas para controlar la ansiedad y el progresivo acercamiento a los otros, en este caso su pareja.
Se deben evitar en lo posible todo tipo de presiones y prejuicios para que el sexo no se convierta en una obligación, sino más bien en una actividad placentera con la que poder disfrutar y vivir en pareja.
Dispareunia
Entre las causas biológicas más directas de la pérdida del deseo sexual femenino está el sexo doloroso, un sello distintivo del síndrome genitourinario que padecen las mujeres en la menopausia.
La atrofia vulvovaginal causadas por la pérdida de estrógenos durante la post menopausia, genera sequedad vaginal y ardor, condiciones contribuyentes al dolor durante las relaciones sexuales, conocido en términos medicos como “dispareunia”.
Afortunadamente, existen varios tratamientos disponibles.
El más ampliamente utilizado es el reemplazo hormonal con estrógenos locales. En este caso, las hormonas se aplican en forma de una crema u óvulo vaginal. Son bien tolerados y no requieren aplicarse de forma continua, sino solamente por períodos a definir según el grado de atrofia.
Pendiente de aprobación, pero con resultados satisfactorios en estudios pequeños, el rejuvenecimiento vaginal a través del láser CO2 pulsado se está utilizando como alternativa. La hipótesis es que al aplicarse directamente sobre la mucosa vaginal, estimula la producción de colágeno y matriz extracelular, aumentando el grosor del epitelio vaginal, mejorando así los síntomas.
Independiente de estos tratamientos, se recomienda que toda mujer durante el climaterio o menopausia utilice lubricantes vaginales durante las relaciones sexuales. Los lubricantes de elección son aquellos hechos en base a agua o glicerol; en desmedro de los que están hechos en base a grasas (los que paradójicamente son más fáciles de encontrar en farmacias). Los hidratantes en base a agua tienen un efecto más duradero, más cómodos de utilizar, no manchan la ropa y se asocian a menos riesgo de infección.
¿Existen fármacos para tratar las disfunciones sexuales femeninas?
Testosterona
Se sabe que a nivel biológico uno de los determinantes de la libido o deseo sexual es la testosterona, más conocida como la “hormona masculina”. Muchas mujeres experimentan de forma natural una disminución de esta hormona entre los 30 y los 40 años. En este caso, es normal que durante la menopausia mantengan estos niveles disminuidos.
Es por ello que han aparecido preparados con testosterona, los cuales han mostrado algunos efectos beneficiosos al aplicarse en forma de gel o de crema. Su indicación y control debe ser por parte del especialista, puesto que existen contraindicaciones y efectos adversos, por ejemplo a nivel cardiovascular.
Flibanserina
Fue uno de los primeros medicamentos aprobados en Estados Unidos para su uso en el tratamiento de la pérdida del deseo sexual femenino y sólo se ha autorizado en mujeres menopáusicas. Ha sido tildado en muchos medios como “el viagra femenino”.
La flibanserina (Addyi es su nombre comercial) es un agente no hormonal que modula algunos neurotransmisores en el cerebro: disminuye la serotonina y aumenta estimulantes del deseo sexual como la norepinefrina y la dopamina.
Uno de los estudios más famosos que se han realizado con este medicamento, reportó que en mujeres con HSDD que utilizaron flibanserina, se produjeron de 1.6 a 2.5 relaciones sexuales satisfactorias más, en comparación con las que utilizaron placebo.
Sin embargo uno de sus principales efectos adversos es la somnolencia, y está contraindicado su uso con el alcohol. Se piensa que estos dos factores han determinado el fracaso comercial del medicamento.
Bremelanotida
Este medicamento fue apenas aprobado el año 2019 para su venta comercial, luego de varios años de prueba. Bremelanotida (Vyleesi es su nombre comercial) es un agonista del receptor de melanocortina, hormona moduladora de las vías cerebrales implicadas en la respuesta sexual. Es un medicamento inyectable, y debe administrarse tres cuartos de hora antes de tener relaciones sexuales. Los principales estudios realizados demostraron que en dosis agrupadas de 1,25 y 1,75 mg la bremelanotida aumentó los encuentros sexuales en 0,7 episodios por mes en comparación con 0,2 adicionales con placebo; además de observarse cambios positivos en índices de disfunciones sexuales.
El uso de este medicamento no restringe con el alcohol y dentro de los principales efectos adversos están las náuseas, enrojecimiento, y dolor de cabeza.
Medicamentos en desarrollo
Existen medicamentos en desarrollo, los cuales llevan más de una década de investigación y se estima puedan comenzar a ser comercializados entre 2022 y 2023. Estos medicamentos plantean la combinación de drogas para obtener efectos a diferentes niveles.
Lybrido: Sus desarrolladores postulan mezclar la testosterona (que como vimos más arriba aumenta la libido) con un ansiolítico (buspirona), lo cual permite aliviar cualquier inhibición que pueda ejercer la ansiedad sobre una respuesta sexual saludable.
Lybridos: es del mismo fabricante que el anterior pero con otra formulación, combinando testosterona sublingual y sildenafil, el compuesto que se encuentra en los medicamentos para la disfunción eréctil de los hombres (más conocido como Viagra). El sildenafil en las mujeres comparte algunos efectos con los hombres, aumentando el flujo sanguíneo de los genitales lo cual ayuda con la lubricación y la excitación.
Controversias con respecto al tratamiento del deseo sexual disminuido
Sin embargo existe mucha controversia con respecto al tratamiento médico de esta patología.
Sus detractores argumentan de que con el desarrollo de estos medicamentos se puede crear una industria, incitando a mujeres sanas a administrarse drogas que no necesitan. También consideran que si no se hace un buen diagnóstico, muchas mujeres pueden ser tildadas de “deseo sexual disminuido”, y con ello, de ser promovidas a usar estos fármacos.
Por otro lado, muchas agrupaciones de mujeres, organizaciones feministas entre ellas, argumentan de que esta condición impacta en un grupo no menor de mujeres, y por ello deben hacerse esfuerzos a nivel científico y de la industria farmacológica, para encontrar una solución. Uno de sus principales fundamentos es que en los últimos 20 años han aparecido productos muy efectivos para los hombres y ninguno para las mujeres
A modo de conclusión, es crucial entender de que todas las mujeres pueden experimentar en mayor o menor medida una modificación del deseo sexual, especialmente después de la menopausia; y que cuando esto comienza a repercutir en su vida, no deben dudar en consultar a su ginecólogo.
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